Hoy vamos a hablar de una preocupación muy común: ¿por qué te pueden estar sangrando las encías?. Si has notado sangre al cepillarte los dientes, al morder una manzana, o si te despiertas con un sabor extraño, el problema principal que podría estar ocurriendo se llama gingivitis, que es una inflamación de la encía. La encía sangra porque, al inflamarse, se vuelve como una vejiga bien inflada, y cualquier cosa que la toque, como un cepillado o la mordida de un alimento, rompe los epitelios y provoca el sangramiento.
Aunque existen más razones, hoy te presento las tres causas principales que podrían estar haciendo que tus encías sangren, seguidas de cuatro pasos que debes seguir para que tu situación mejore.
Las Tres Causas Principales del Sangrado de Encías
La inflamación es una respuesta de nuestro organismo: nuestro sistema de defensa reconoce una población bacteriana inusual y envía células de defensa a la zona para combatirlas, lo que resulta en inflamación.
1. Deficiencias o Descuidos en la Higiene Bucal
Esta es la causa más común. Si solo utilizas el cepillado o lo haces muy rápido, y no utilizas la seda dental, se genera un acúmulo de bacterias. Debes entender que la cavidad bucal está lejos de ser un ambiente estéril; de hecho, es inhóspito, difícil y hasta cierto punto “sucio” en términos estrictos, ya que la utilizamos continuamente para masticar, hablar e ingerir bebidas. Si bien existen bacterias sinérgicas o “buenas” que nos ayudan a controlar a las bacterias “malas”, cuando hay descuido en la higiene, las bacterias malas empiezan a ganar la batalla y colonizan las cercanías de los dientes. Esta colonización se conoce como biofilm bacteriano, una capa de bacterias que se aloja en la íntima relación entre el diente y la encía. Al acumularse, estas bacterias generan productos y desechos que son inflamatorios, lo que produce la gingivitis.
2. Tratamientos odontológicos defectuosos o vencidos
Una causa importante a considerar es la existencia de tratamientos odontológicos que son defectuosos o que ya han cumplido su vida útil y necesitan reevaluación o sustitución. Esto sucede, por ejemplo, con obturaciones (rellenos) que quedan en íntima relación con el cuello del diente, muy cerca de la encía. Si estas obturaciones están desadaptadas y no terminan perfectamente con el diente, se generan pequeñas interfaces donde las bacterias se acumulan. Este problema también ocurre con coronas o prótesis dentales. Si la prótesis dental no está perfectamente adaptada, el espacio entre la prótesis, el diente y la encía puede generar la acumulación de estas bacterias, causando gingivitis y predispuesto al sangramiento.
3. Condiciones Sistémicas y Medicamentos
La tercera causa se relaciona con la ingesta de ciertos medicamentos y ciertas condiciones sistémicas que predisponen a la inflamación de la encía.
Diabetes: Esta condición promueve la inflamación de los tejidos periodontales. De hecho, muchas veces el odontólogo puede alertar sobre una posible condición sistémica no diagnosticada (como la diabetes), cuando observa un cuadro inflamatorio de sangramiento de encías en un paciente que, sin embargo, tiene muy buena higiene y buenas restauraciones dentales.
Obesidad: Una persona con problemas de obesidad tendrá alteraciones en su metabolismo que facilitan la aparición de una inflamación gingival crónica, la cual es difícil de controlar.
Medicamentos: Ciertos medicamentos también pueden promover estas situaciones.
Los Cuatro Pasos Clave para la Mejora
Si quieres que tu situación mejore, te dejo está guía para resolver este problema:
Paso 1: Visita a tu Odontólogo
Aquí no hay ningún secreto ni magia. Si tus encías están sangrando, lo primero que debes hacer es **visitar a un profesional**. No debes buscar un remedio casero antes de obtener un diagnóstico profesional, de manera similar a como si detectaras una protuberancia en tu cuerpo, lo primero sería visitar un médico.
El profesional te examinará y abordará la causa. Si la causa es local, como tratamientos odontológicos defectuosos o antiguos, estos deben ser sustituidos por unos mejor adaptados, pues si tienes una prótesis desadaptada, la inflamación no desaparecerá, no importa cuán buena sea tu higiene. Si la causa es por una higiene defectuosa, el profesional te entrenará y explicará la secuencia de pasos para mantener tu cavidad bucal limpia. Si la causa es sistémica (como la sospecha de una diabetes no diagnosticada), el odontólogo puede recomendar una interconsulta médica. La visita profesional es fundamental, ya que prácticamente el **99.9% de estos casos son tratables**.
Paso 2: Refuerza tus técnicas de higiene bucal
Una vez que el profesional ha evaluado y reparado cualquier causa local que pueda estar produciendo la inflamación, la clave es reforzar tus técnicas de higiene bucal y ser muy disciplinado al ejecutarlas.
La secuencia tradicional y eficiente que se recomienda es:
1. Uso de la seda dental: Es importantísima, ya que el cepillo no puede limpiar los espacios interproximales (donde un diente está pegado al otro). Únicamente la seda o hilo dental, con una técnica adecuada, puede limpiar esas zonas.
2. Cepillado: Es vital desarrollar una buena técnica de cepillado, preferiblemente con un cepillo de cerdas suaves. Una técnica inadecuada puede llevar a que ciertas zonas no se limpien bien, generando problemas inflamatorios o gingivitis.
3. Enjuague Bucal: El enjuague puede ser un excelente coadyuvante. Generalmente, un enjuague de uso diario de marcas conocidas es suficiente. Sin embargo, el enjuague solo ayuda, ya que los dientes necesitan acción mecánica para estar limpios, no solo la acción química de los antimicrobianos.
Paso 3: Mejora tus Hábitos Alimenticios
Es muy importante cuidar o mejorar tus hábitos alimenticios. Una dieta desordenada o inadecuada puede originar niveles altos de azúcar en sangre, lo que predispone a problemas periodontales o de inflamación de encías. Además de la diabetes, la obesidad es un factor que puede facilitar una inflamación gingival crónica, difícil de controlar. Una alimentación saludable beneficia tanto la salud general como la salud bucal.
Se recomienda buscar refrigerios saludables entre comidas, como frutas o semillas (nueces o almendras), que son muy útiles. A estas se les conoce como alimentos detergentes, y su acción mecánica produce una limpieza parcial en los dientes. Es importante evitar los refrigerios muy procesados en azúcares (como pan dulce o caramelos), ya que son blandos, pegajosos y favorecen el efecto contrario: permiten que las bacterias se acumulen, se alimenten y produzcan colonización.
Paso 4: Evita la Automedicación
Este es un paso muy importante: no te automediques ni consumas medicamentos sin receta médica. Siempre debe ser un profesional quien te indique las medicaciones.
Hay una serie de medicamentos que afectan la coagulación sanguínea. Por ejemplo, los antiinflamatorios no esteroidales (AINEs), como el ibuprofeno, la aspirina (ácido acetilsalicílico) y el diclofenaco, afectan la agregación plaquetaria, que es un componente de la coagulación. El uso indiscriminado o acostumbrado de estos medicamentos, como consumir ibuprofeno frecuentemente, puede ser muy delicado y peligroso. Personas que consumen aspirina con el tiempo pueden llegar a estar anticoaguladas, lo que predispone a sangramientos.
El uso excesivo de medicamentos no controlados, sumado al ambiente hostil de la boca (donde hay bacterias, restos alimenticios, y una lucha continua del sistema de defensa), genera un ambiente propicio para un problema crónico de inflamación de encías. Si tienes una condición cardíaca y un cardiólogo te ha indicado un anticoagulante, es una situación diferente que requiere la ayuda de un odontólogo para crear un plan de control bucal, pero no debes consumirlos sin supervisión profesional.
Espero que esta información te sea muy útil y la tomes muy en cuenta. No hay fórmulas mágicas ni remedios caseros que sirvan para solucionar estos casos por sí solos; la supervisión de un profesional de confianza es muy importante. Si aplicas estos cuatro pasos con disciplina, verás tus encías firmes, con ese color rosado pálido que da aspecto de naturalidad a la sonrisa. Soy el Dr. Alex Martínez, y espero verte muy pronto en la clínica.